En la inmensidad, en la
eternidad, no existe el tiempo, no existe lugar, existe el todo. Allí florece el
mundo interno, allí donde no hay llave pues, en la libertad máxima no hay
puertas.
Allí Rey Lennot, dueño de nada y
poseedor de todo es, entre cumbres majestuosas asoman rayos de luz, vientos y
aves. Mirando sin mirar ve, siente, se emociona pues es allí donde construir su
hogar. No hay leyes de la física o química, es él y el todo, juntos
construyendo libertades.
“Respira hondo, Socrám no pierdas vida, gánala”, comienza el
dialogo el Caminante. Y así empieza una aventura de grandes revoluciones,
aprendizajes, alegrías y entregas.
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