domingo, 24 de abril de 2011

Encuentro de encuentros.

Rey Lennot y su interminable sed de yo, abre un ojo, respira hondo y va.
Montañas de ilusiones recorre, senderos de aprendizaje su elección, entre pétalos y lágrimas hilvana su camino. Energía superior gobierna su reino, pues no todo individuo tiene acceso. Aquel mundo se gana en uno, por uno, siendo el motivo primordial lo ilógico de un mundo que no le pertenece. Es allí donde se reúne en tertulias con el caminante. Aquel espejo de él.
Charlas sin palabras toman colores inusuales, alimentan el espíritu y motivan el crecimiento mutuo en ellos. Se acercan amigos como uno, o como el otro, o como ninguno… el principal motor, el amor por la vida, el conocimiento, el hacer, el crear. Intensos como ellos mismos desbordan mares, derrumban cimientos culturales allanando así, el camino al alma.
Es sencillo el trato, compleja la relación, amor y desencuentro en el encuentro, pero de algo están seguros, son un fiel reflejo del ser, del ser de ser.
Una luz los abriga y reconforta, desaparecen ensimismo y aparecen en el cosmos. Se abstraen del qué dirán y deliran cantos blancos. Que personajes de fábula para el ojo banal, no así para el espiritual.

1 comentario:

  1. Caminante, hoy me encuentro en la nube de la reflexión. Ya va a haber tiempo de vovler...
    Me quedo con tu intermitencia indefinida.

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