Rey Lennot, camina, trota,
respira hondo, corre y corre. No para. Como al viento nada lo para.
Es ese sentimiento de ver, estar
y ser. Todo encastra a la perfección, pero no es él quien lo maneja, es
espectador ante tanta luz. Luz que
invita y lo hace parte, a ser UNO. Todo lo que la luz toca, despierta. Pues él
jamás vio tanto, sintió tanto, respiro tanto.
Esa presencia en él lo define, lo
guía y enseña, lo levanta y lo desploma. Lo activa.
Pequeño entre tanta inmensidad, "humildad estimado, humildad". Ser ese niño que siempre es, no fue, ni será, ES.
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